Los oradores católicos que demuestran fidelidad a las normas doctrinales básicas y las enseñanzas morales, y transmiten sus mensajes de manera ecuménica y apropiada, desempeñan un papel importante en la vida de nuestra Iglesia, afirmando la Fe y presentando oportunidades a los fieles para manifestar el Reino de Dios más plenamente. Las parroquias, las escuelas católicas y las oficinas y secretarías de la Arquidiócesis ocasionalmente invitan a oradores para realzar eventos y reuniones. Como regla general, la invitación a cualquier orador u homenajeado debe ser una oportunidad para evangelizar, catequizar o formar mejor a los Fieles. Por lo tanto, debe evitarse todo lo que pueda causar confusión, escándalo o incitar al desacato o al disenso con la fe, la moral y/o la disciplina de la Iglesia Católica.
Un proceso de investigación intencional proporciona garantías de que todos los oradores invitados mantengan los estándares de ambiente seguro requeridos por la Política del Código de Conducta Arquidiocesano y la Carta de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos para la Protección de Niños y Jóvenes. Además, ayuda a garantizar que los mensajes comunicados sean fieles a las Enseñanzas de la Iglesia y las políticas de la Arquidiócesis y se entreguen de una manera que respete la dignidad y el valor inherentes de todos los seres humanos. Se les pide a los párrocos, directores, directores parroquiales de educación religiosa, administradores o directores de instituciones que hagan un juicio prudencial después de una investigación preliminar sobre la idoneidad de un orador antes de presentar una solicitud para la aprobación del ministerio.